La Fisioterapia en la Esclerosis Lateral Amiotrófica

¿Cómo contribuye la Fisioterapia en la la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA)? ¿Qué trabajo se puede hacer?

La esclerosis lateral amiotrófica (ELA), también conocida como la enfermedad de Lou Gehrig, por el famoso jugador de béisbol que la padeció, al cual apodaban “el caballo de hierro” (1903-1941), fue conocida inicialmente por las descripciones que hizo Charles Bell en 1830, y luego por Jean- Martin Charcot en 1865.

Esta enfermedad neurodegenerativa, se ha visibilizado a través de documentales, episodios de televisión, telefilmes, artículos, reportajes, películas como “La teoría del todo” (2014) donde plasman la vida del físico teórico Stephen Hawking, quien dio apoyo a la Asociación española de esclerosis lateral amiotrófica (ADELA). También se ha escrito sobre ella, como en la obra “El desencuentro” (1996), con la que el autor, Fernando Schwartz, acabó por interesarse tanto por esta enfermedad del ámbito de la neurología, que acabó por formar parte de la fundación española que investiga sobre la esclerosis lateral amiotrófica (FUNDELA).

Es la tercera enfermedad neurodegenerativa en incidencia tras la demencia y la enfermedad de Parkinson. En 2015, la Sociedad Española de Neurología (SEN) estimó, que al día había tres nuevos diagnósticos de esta patología. Lo que lleva a una cifra de más de 900 nuevos casos al año. Y en ese mismo año (2015), se recogió el número de personas afectadas en España, llegando a superar los 3.000 casos; y se estimaba que una de cada 400 personas desarrollaría ELA en el futuro.

Según FUNDELA, hay una mayor prevalencia en adultos entre 40 y 70 años, aunque también hay incidencia entre la población joven. La proporción entre hombres y mujeres es alrededor de 3 a 1 y; en España se calcula que cada año se diagnostican unos 900 casos nuevos de esta patología, lo que significa que es una media de 2-3 casos por día. Esto lleva a un total de unos 4000 casos nuevos, aunque son cifras con grandes posibilidades a oscilar.

La incidencia de esta enfermedad en población española es de 1/50.000 habitantes, y la prevalencia es de 1/10.000, lo que significa que unos 40.000 españoles desarrollarán la ELA durante su vida.

¿Qué es la ELA?

Es una enfermedad del sistema nervioso central, que actualmente no tiene cura, y que está caracterizada principalmente por la degeneración progresiva y muerte de las neuronas motoras superiores, inferiores, y afección bulbar. En términos más clínicos, se puede decir que los músculos se debilitan gradualmente (se atrofian), pierden la funcionalidad, y pueden sufrir contracciones (fasciculaciones).

La causa de la ELA se desconoce en alrededor de los 90% de los casos, pero en diversos estudios, marcan como importante el entorno y la genética. De hecho, el 5-10% de los casos, se debe a causas genéticas hereditarias.

¿Qué se puede hacer desde la Fisioterapia?

El trabajo que se hace desde el área de Fisioterapia, teniendo siempre en cuenta el dolor y la fatiga, va encaminado a:

  • ejercicios-pulmonaresEjercicios respiratorios con el fin de mejorar la musculatura inspiratoria, logrando así una mayor supervivencia; y técnicas de fisioterapia respiratoria que promueven una mejoría en los pacientes. También cabe destacar que, según argumentos médicos, un buen entrenamiento del diafragma durante el desarrollo de la patología es importante para reforzar la capacidad respiratoria, aunque no haya muchos estudios al respecto que refuercen la teoría.
  • Tratamiento-de-rehabilitación-770x470La terapia física en pacientes, basándose en ejercicios aeróbicos suaves (ej: caminar, nadar, bicicleta) y ejercicios con cierta resistencia, pueden mejorar la salud cardiovascular del usuario. También son muy beneficiosos los ejercicios donde se trabajan las amplitudes de movimiento, y estiramientos para mejorar la prevención de espasticidad y posibles acortamientos y puntos gatillo que puedan aparecer durante la degeneración.
  • hidrogLa hidroterapia tiene grandes efectos beneficiosos en la persona al poder realizar movimientos y ejercicios en un entorno acuático, gracias a la presión hidrostática (descarga de miembros, ayuda ante debilidad muscular, etc.), a los factores hidrodinámicos (resistencia al movimiento en el agua, etc.), efecto térmico (actúa a nivel fisiológico dependiendo de la temperatura del agua), y efecto psicológico (el agua puede facilitar el movimiento o permitir su ejecución generando así un gran impacto en el paciente, etc.). Siendo conscientes de estos beneficios, el IRF colabora con ADELA (https://adelaweb.org/) para que los usuarios que quieran puedan beneficiarse de esta actividad.

Fuente: Sara García Delgado

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